No puedo meditar ¿Qué hago?

no puedo meditar

La meditación es una gran herramienta para poder parar el continuo e incesante caudal de pensamientos inconscientes que tenemos. Aquellos pensamientos que en psicología se denominas “rumiantes” y que nos agotan tanto física como psicológicamente. Antiguamente, en los tiempos de Buda, la vida era mucho más sencilla. El estrés no existía y la gente podía sentarse a meditar sin ningún problema.

Pero los tiempos han cambiado, ahora sometidos a horarios estrictos y a ser productivos en nuestros trabajos, experimentamos niveles de ansiedad o estrés que nos impiden relajarnos. Por ello si te dices a ti mismo «no puedo meditar» puede que haya otra vía que se ajuste mejor para ti.

No me concentro para meditar

La mayoría de las personas que sufren estrés no pueden “pararse” a meditar. Directamente lo descartan. Otros puede que lleguen un poco más lejos. Pero podrán experimentar cierto agobio al hacer meditación y que cuando intenten continuar, se lo tomen como una obligación y se agobien aún más.  Al no ver mejoras en su estado, también se sentirán desamparados y al final acabarán dejándolo y registrando la experiencia como un fracaso. Finalmente, su estado será peor que el que tenían antes de comenzar. Todo esto se puede y se debe evitar.

Pero la buena noticia es que hay una solución para ellos. Si no podemos calmar la mente con la meditación, hagámoslo a través del cuerpo.

No puedo meditar… pero puedo hacer…

 Yoga (unión)no puedo meditar

Haciendo Yoga, somos capaces de relajarnos a través de las sensaciones corporales. Estas sensaciones hacen que, poco a poco, nuestro estado mental esté más relajado y, lo mejor, más anclado en el presente. Si somos constantes podremos no solo mejorar en este aspecto, si no llegar a sentir el cuerpo de una manera que antes no podíamos ni imaginar. A nadie se le escapa que si existen tensiones corporales, estas se traducen en un malestar general. Dichas tensiones son producidas casi siempre, por tensiones internas (normalmente mentales) que vamos arrastrando.

El problema es que muchas veces no somos conscientes de dichas tensiones en el propio cuerpo, puesto que estamos acostumbrados a ellas. Pero del mismo modo, que a veces no somos conscientes del ruido de un aire acondicionado hasta que se apaga, no seremos conscientes de que teníamos dichas tensiones hasta que logremos librarnos de ellas, y esto lo podemos lograr gracias al Yoga.

Cuando practicamos asanas, nuestra atención se desplaza a algún punto corporal. En ese momento estamos anclados en el ahora. Además el propio asana ayuda a parar los pensamientos incoscientes. En ese caso, en vez de prestar atención a la respiración lo hacemos en el punto indicado en cada asana o en donde sintamos tensión.

Con la practica continuada, podemos conseguir una tranquilidad mental que entonces sí nos permita hacer meditación con la paz necesaria. Y en ese caso, no empezaremos de cero, puesto que la práctica del Yoga nos habrá ayudado tanto que cuando volvamos a la meditación estaremos en un nivel bastante más avanzado.

No es necesario ser budista o saber mucho sobre el budismo para aprender las prácticas de atención, pero es útil saber que el yoga y el budismo tienen mucho en común. Ambas son antiguas prácticas espirituales que se originaron en el subcontinente indio, y ambas tienen como objetivo ayudarte a liberarte del pequeño y egoísta sentido del yo y experimentar la unidad con el universo.

El óctuple sendero de Buda y el de ocho extremidades del sabio yóguico Patanjali son bastante similares: ambos comienzan con prácticas y conductas éticas e incluyen entrenamiento en concentración y conciencia.

Una diferencia, sin embargo, es que el camino yóguico enfatiza el desarrollo de la concentración en un objeto altamente refinado, como la respiración, para producir profundos estados de absorción. El camino budista, por otra parte, se centra en la atención a todos los eventos que se desarrollan en la corriente de la conciencia para que puedas experimentar lo que está sucediendo sin aferrarte a ello o alejarte de él.

Entonces, ¿qué pasa cuando me tiembla un músculo haciendo Yoga? No debe agobiarte y no tienes que cambiarla. Con la atención, sólo se convierte en una pequeña sensación en todo el entramado que forma tu cuerpo. Aplicado de manera más amplia, cuando todo tu cuerpo está temblando porque estás nervioso por una entrevista de trabajo, puedes permitir que esa sensación esté ahí. No tiene por qué consumir la confianza en ti mismo o arruinar la experiencia.

Tai Chi (lo ilimitado)

no puedo meditar

El Tai Chi consiste en la realización de una serie de movimientos lentos y continuos, pensados para relajar y fortalecer la mente y el organismo.  El Tai Chi ayuda a mantener la atención en un movimiento, lento pero constante. A veces cuando vemos a un maestro hacer alguna de las «katas» nos asombra la extraordinaria suavidad de sus movimientos. Sin embargo, cuando observamos a un practicante poco avezado, nos llamará la atención algunos movimientos bruscos. Dichos «saltos» en la fluidez denotan que la mente ha dejado de estar consciente. Por lo que la perseverancia en este tipo de meditación en movimiento, con alegría, fluidez y sin castigo por no hacerlo bien al principio, es tanto o más efectiva que cualquier otro medio de meditación.

La concentración en el Tai Chi es la clave para la realización correcta de los movimientos. Una buena respiración ayuda a lograr una buena concentración y a regular la actividad de la mente. La concentración y la relajación ayudan a coordinar los movimientos.

Un control total de los movimientos, una ligereza en nuestro cuerpo y una claridez mental, son algunos de los beneficios que obtendremos si continuamos en la práctica de este maravilloso arte. Igualmente que con el Yoga, cuando estemos listos para combinarlo con la meditación sentada, estaremos en un escalón superior, en ningún momentos habremos perdido el tiempo, sino todo lo contrario.

El Tai Chi es una rara oportunidad en la que podemos dejar las cosas como están. El Tai Chi es una tremenda disciplina para mostrarnos que podemos estar presentes y completar algo, en lugar de ignorar nuestro momento presente y correr hacia algún objetivo futuro. Kabat-Zinn comparte que la mentalidad presente es tremendamente curativa y restauradora.

La actitud con la que emprendes la práctica de prestar atención y estar en el presente es crucial. Es el terreno en el que cultivarás tu habilidad para calmar tu mente y relajar tu cuerpo, para concentrarte y ver más claramente. Si la base de la actitud se agota, es decir, si su energía y compromiso con la práctica son bajos, será difícil desarrollar la calma y la relajación con alguna consistencia. Si la base ya está realmente contaminada, es decir, si intentas forzarte a sentirte relajado y exigirte que «algo suceda», no crecerá nada en absoluto y rápidamente concluirás que la meditación no funciona.

No puedo meditar pero puedo hacer más cosas

Ambas terapias están indicadas para mejorar la concentración, liberarnos de estrés, mejorar la flexibilidad, ayuda contra el insomnio, aumentan la producción de endorfinas etc. Y lo más importante de todo, nos ayudan a vivir cada vez más en el presente. Por lo que si eres de esas personas que le cuesta mucho sentarse a meditar, nada mejor que empezar por cualquiera de estas dos técnicas.

Para saber más:

El yoga

Beneficios del Tai Chi

Entrada anterior
¿Qué es la disonancia cognitiva?
Entrada siguiente
El mejor discurso del mundo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.