El Estoicismo y el Mindfulness

estoicismo

El estoicismo es una corriente filosófica creada por Zenón de Citio, también llamado «el estoico» alrededor del año 300 a.C. El estoicismo se divide en tres fases, antiguo, medio y nuevo (o romano). Fue esta última fase la que nos dio a los filósofos estoicos más famosos, a saber: Epicteto, Séneca y el emperador Marco Aurelio.

Paralelismos entre el estoicismo y el mindfulness

Cuando hablamos del mindfulness, el cual no tiene una moral o filosofía muy definida, adoptaremos los postulados budistas del cual bebe indudablemente el mindfulness. Para ello podemos usar sin distinción tanto mindfulness como budismo. Aunque hay que precisar, que cuando hablamos del budismo, nos referimos al budismo original, a los textos que recoge la tradición Theravada (tradición del bosque) que son los originales sin ningún añadido, como puede ocurrir con el budismo tibetano o el zen, los cuales sí tienen sus propias particularidades.

Del mismo modo que el budismo (mindfulness) los estoicos afirmaban que para alcanzar la paz y la libertad había que descartar lo material y centrarse en lo verdaderamente útil, que es la vida virtuosa.

Por otro lado proclamaban que solo nos podemos centrar en aquello que dependa de nosotros (el albedrío lo llama Epicteto), nuestras decisiones y nuestras acciones. Mientras que no podemos lamentarnos de lo que ocurre que no dependa de nosotros. Esto casa muy bien con la idea del mindfulness de aceptar la vida tal cual es, cuando un problema nos ocurre no sirve de nada el rechazo. Porque el rechazo a ese problema es lo que nos daña y nos produce dolor. Por el contrario, al igual que dice el estoicismo, debemos aceptar la vida tal cual es. Si una situación es desagradable, la aceptamos abiertamente, y la afrontamos sin resistencia.

Esta aceptación de nuestro devenir se puede resumir a vivir conforme a la naturaleza según el estoicismo. Para vivir así, el estoicismo nos anima a aumentar nuestro conocimiento para saber que es la verdad y como vivir conforme a ella.

Otro de los paralelismos con el budismo es que el estoicismo nos anima a evitar las pasiones (pathos), puesto que dichas pasiones superan a nuestra mente racional. Evidentemente de lo que se trata es de que nuestro raciocinio pueda mantener a punto las pasiones, y poder usarlos cuando queramos y no cuando ellos quieran de nosotros. Para el estoicismo, la pasión era lo contrario de la razón y por ello debemos cultivar esto último, mediante un entrenamiento diario, al igual que hacemos con los músculos, para que cuando necesitemos de la razón esté perfectamente lista para someter a la pasión.

El autocontrol es otra de las virtudes que debemos dominar. La mejor manera de practicarla y ejercitarla es controlar nuestras respuestas automáticas, como el miedo, la ira, etc. Esto recuerda mucho al mindfulness, cuando tenemos una reacción automática, debemos ser consciente de ella, pero sin asirla, sin atraparla y dejando que se vaya. Al tener este comportamiento, nuestra mente dejará de tener esa reacción automática. la cual irá desapareciendo lenta y paulativamente. De hecho el estoicismo proclama que debemos ejercitar la impasibilidad e imperturbabilidad ante los hechos negativos que nos ocurren en nuestro día a día.

El estoicismo llega a afirmar que no existe el bien ni el mal, que todo lo que ocurre lo hace porque el universo tiene unas leyes. El ser humano es quien juzga lo que es bueno o lo que es malo. Para ello el hombre no debe juzgar, debe vivir conforme a la naturaleza y aceptar lo que ocurra.

Como sabemos, el budismo hablaba que una persona que llegara a ser libre de las ataduras a las emociones, que no se deje llevar por los pensamientos y que actúe haciendo el bien a todos los seres vivos llegará a alcanzar la iluminación (Nirvana). Igualmente el estoicismo creía en el sabio ideal, el cual sería aquel filósofo que viviera siguiendo las virtudes estoicas.

El estoicismo cree en la igualdad de todos los seres humanos

El estoicismo nos anima a considerarnos ciudadanos del mundo para que no haya distinciones entre unos y otros por pertenecer a distintos países o regiones. Al igual se enseñaba a todas las personas independiente de su clase social. Ricos o pobres, todos eran bienvenidos. Y por supuesto apostaba por la solidaridad. El mismo Epicteto ponía una situación parecida a esta:

Imagina que fueras tú quien creara el mundo y la sociedad en la que vivimos, pero que no supieras qué papel te iba a tocar. Podrías ser un pobre o un rico. Si eso fuera así, ¿tratarías mal a los pobres? ¿odiarías a los ricos? Cualquiera de ellos podrías ser tú.

Vivir la vida sin esperar nada a cambio

El estoicismo habla de llevar una vida virtuosa, pero para ello tenemos que estar tranquilos y no esperar nada a cambio, ni siquiera de nuestras buenas acciones. Independiente si son para una persona que se lo merezca o no, nosotros no debemos juzgar por lo que deben ser realizadas para todo el mundo. Para ello decía Marco Aurelio en sus meditaciones:

Del mismo modo que la viña no exige nada por haber rendido la uva y se halla, por el contrario, muy satisfecha por haber producido el fruto que le correspondía; como el caballo que ha dado una carrera, como el perro que ha levantado la caza, como las abejas que han elaborado la miel. El verdadero bienhechor no reclama nada, sino que se prepara para otra buena acción; como la viña, que al llegar la estación da otra vez fruto.

Sin duda tanto el mindfulness como el estoicismo tienen muchos paralelismos. Para resumir ambos te enseñan a no hacer distinciones entre las personas, en hacer lo correcto sin esperar nada a cambio, a cultivarnos, a meditar diariamente (vivir conforme a la naturaleza) para así poder mejorar como personas,  a hacer el bien a los demás, a apreciar la naturaleza, a no reaccionar ante las situaciones desagradables, a centrarnos en lo que depende de nosotros y no preocuparnos por lo que no depende, a no dejarnos someter por las pasiones y a vivir el presente.

Las tres etapas de la experiencia

El historiador Pierre Hadot escribió en su fantástico y detallado libro sobre Marco Aurelio, que según la filosofía estoica el proceso de experimentar un evento y reaccionar a él en realidad tiene tres etapas, las cuales se relacionan con el mindfulness

Representación primaria: Experimentamos un evento y formamos nuestra representación primaria de ese evento, es decir, ¿qué es este evento? Por ejemplo: Alguien se cayó de su bicicleta, alguien desafía nuestra inteligencia, alguien nos está gritando. Sólo el evento que realmente ocurrió es la realidad y no lo que «significa» para nosotros. Esto es sólo la pura traducción de los datos sensoriales a una representación que la mente puede entender y trabajar.

Juicio de valor: Asignamos un valor a esta representación primaria, es decir, es malo, es bueno, es agradable, es neutral – es decir, lo que el evento «significa» para nosotros y nos formamos una idea de cómo actuar sobre el evento. Esto es poner etiquetas en mindfulness.

Asentimiento: Finalmente, tomamos una decisión sobre si actuar o no como el juicio de valor sugirió que lo hagamos. O lo aceptamos o lo rechazamos. Tal vez la sugerencia: «Estrangulemos a nuestra jefa» sea rechazada, pero «gritémosle» podría pasar como una excelente forma de reaccionar.

El problema hoy en día es que pasamos por estas tres etapas tan rápidamente que ni siquiera nos damos cuenta de que hay una opción. Para detenernos, hemos de hacerlo justo después de que la representación primaria se haya materializado. Pero si tu mente ejecuta la etapa 1-3 en piloto automático, ¿cómo puedes desactivar este piloto automático?

El procesamiento sensorial

Hay un paso que no se mencionó en el proceso anterior de experimentar un evento. Ese es el paso justo antes de la representación primaria. El paso que va antes de eso podría resumirse como «Entrada sensorial». Este es el paso en el que alguien nos habla, o presenciamos algo con nuestros ojos y así sucesivamente. Cualquier tipo de entrada sensorial que nos lleve a formar una representación primaria de algún evento. Esta entrada sensorial es la representación objetiva real de lo que sucedió (asumiendo que nuestros órganos sensoriales funcionan correctamente). Sin ningún tipo de valor añadido. Estos son los datos sensoriales en bruto.

Como resulta que cualquier tipo de datos sensoriales pasa por el mismo proceso de tres etapas:

Representación primaria, Juicio de valor y Asentimiento. Por ejemplo: Ves a alguien caer en su bicicleta:

La representación primaria te dice: Alguien se cayó en su bicicleta.
El juicio de valor reacciona instantáneamente: Mierda, debería ir allí y ver si la persona está bien.
Asentimiento: Bien, ve a hacerlo.

O: Tu jefe te grita por no adjuntar el documento correcto a un e-mail
La representación primaria te dice: Tu jefe te grita por no adjuntar el documento correcto a un e-mail.
El juicio de valor reacciona instantáneamente: Está desafiando mi inteligencia y piensa que soy estúpido. Mejor le digo que no soy un estúpido.
Acepto: Ok, ve a hacerlo.

En el primer caso la entrada sensorial es visual. En el segundo, auditivo. Todas las entradas sensoriales se procesan de la misma manera [2].

Estoicismo y meditación mindfulness

Si has tratado de meditar te garantizo que habrás experimentado una picazón mientras meditabas. En los primeros meses de tu práctica de meditación sólo te rascas: «Oye, me pica el pie, me voy a rascar! ¡Haré lo que sea para salir de esta aburrida meditación!»

Una buena práctica de meditación te enseña a dejar que cualquier entrada sensorial, ya sea dolor, comezón o incluso pensamientos, pase flotando sin reaccionar a ellos. Típicamente, si te das cuenta (un pensamiento) de que has olvidado comprar leche, mientras meditas, no sales corriendo por la puerta y la compras por la simple razón de que estás meditando actualmente y puedes hacerlo después. Mientras que los picores y el dolor reaccionan automáticamente: Tu pierna se te duerme: Te mueves un poco. Sientes que te pica: Te rascas, etc. Está en piloto automático. Sólo lo haces. Puede que ni siquiera te des cuenta de que lo has hecho.

Una vez que te das cuenta de que no debes rascarte el picor mientras meditas, empiezas a prestar mucha atención a lo que pasa cuando pasas de sentir el picor a rascarte. Y después de varias horas más de meditación y de parecer alguien con garrapatas severas que luchan contra el movimiento de tu propia mano, empiezas a darte cuenta (y esta es la parte importante) de que hay una sensación física en tu cabeza ligada al acto de detectar el picor. Y si puedes detectar eso, entonces puedes evitar que tu mano se mueva en absoluto. De hecho, este punto exacto en el tiempo en el que detectas el picor es donde obtienes la representación primaria, es decir, la más pura representación de lo que es el evento al que estás reaccionando.

¿Y sabes cuál es la parte divertida (sí, en realidad hay partes divertidas sobre el picor)? Si dejas el picor en paz, desaparece por sí solo. Por lo tanto, tal como los estoicos predijeron: Eres tú y sólo tú quien da un valor negativo a algo. Y la única razón por la que te rascas en primer lugar es porque aplicas un juicio de valor de «malo».

Siente la sensación antes de hacer cualquier cosa

Si practicas la identificación de la sensación física en tu cabeza relacionada con la detección de un picor mientras meditas, puedes empezar a sentir la misma sensación cuando estás fuera y en el mundo real. La próxima vez que tu jefe te grite, sentirás la misma sensación de pre-picazón que surge de la interacción y detendrás cualquier acción allí mismo. Mira esta representación primaria y aplica las trucos mentales estoicos a eso para que puedas comportarte racionalmente y de la mejor manera. Así que si tienes ganas de empezar a aplicar la filosofía estoica en tu vida, puedo recomendarte este pequeño truco que es tan simple que pica: Deja de rascarte el pie.

Recomendaciones

¿No te parece interesante esta corriente filosófica? Más abajo te dejamos algunos libros para aprender a «vivir conforme a la naturaleza». Espero que te gusten.

Para saber más: Cómo ser un estoico: Utilizar la filosofía antigua para vivir una vida moderna - Massimo Pigliucci 

Un manual de vida - Epicteto

Séneca (Biblioteca Grandes Pensadores)

Meditaciones - Marco Aurelio

El Estoicismo hoy, escritos selectos - Varios Autores

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