La Ceremonia del Té

la ceremonia del té
En Japón, cualquier acto cotidiano puede convertirse en herramienta para trabajar la plena consciencia y mejorar nuestra relación con todo lo que nos rodea. La ceremonia del Té, no podía ser una excepción.

En el Shojiki Dojo practicamos Aikido, que es una rama más del enorme y delicado árbol de las disciplinas japonesas. Hay muchos métodos tradicionales en Japón, entre otros: el arte de la arquería, la caligrafía, el sable, el arreglo floral, el camino del incienso, la peregrinación etc. A lo largo de este artículo, trataremos del Chado o Camino del Té.

Winston Churchill 6Winston Churchill
En Japón, como en todo oriente, se toman muchas variedades de té de manera cotidiana y al mismo tiempo, como acto de toma de consciencia. En este artículo hablaremos concretamente de un tipo de té. El matcha es un té verde que tiene un proceso de elaboración muy especial, desde el cuidado cultivo y recolección, hasta el secado y la molienda.

la ceremonia del té

Se trata de cultivar la misma planta de té que da origen al resto de variedades, la Camelia Sinensis; pero con unos cuidados muy especiales. Seis semanas antes de la recolección, las plantas son cubiertas de la luz del sol. Tradicionalmente se utilizaba paja y a día de hoy se utilizan telas negras. Este tratamiento hace que las plantas reaccionen sintetizando más cantidad de clorofila, aminoácidos y otros compuestos beneficiosos que hacen de este té uno de los que más riqueza en nutrientes aporta a nuestro organismo. Tras la selecta recolección de las hojas nuevas, estas son sometidas a un baño de vapor y a un proceso de secado para pasar después a ser convertidas en fino polvo mediante ruedas de molino de piedra.

Una particularidad del té verde matcha, que lo distingue del resto de tés, es que no se trata realmente de una infusión al uso. En cualquier infusión se someten las hojas al agua caliente y parte de sus componentes pasan al agua, desechándose el resto (os aconsejamos que los restos de té ya sea en hojas o en bolsitas, se usen para abonar macetas o huertos). En el té matcha nada se desecha. Más que una infusión, es una suspensión: con el movimiento del chasen (batidor de té), las finas partículas de té se suspenden flotando en e l agua. El té se ingiere por entero: todas las hojas trituradas pasan a nuestro organismo, constituyendo para el que lo toma una verdadera «comunión» con la planta y, mediante el acto de toma de consciencia, con el mundo y el universo.

la ceremonia del té

«Yo soy el universo». O´Sensei, Morihei Ueshiba, (Gran maestro fundador del Aikido).

Mediante el acto de reflexión y toma de conciencia, la ceremonia del té, aporta algo más que componentes nutricionales. El té enseña a esperar, a desarrollar la paciencia y la sensibilidad, a valorar las pequeñas cosas.

Citamos a continuación las palabras del maestro de té Kakuzo Okakura: En nuestro lenguaje coloquial, se dice del hombre insensible a los episodios, jocosos o sensibles, del drama individual de la vida, que «le falta té». Y por el contrario se condena al esteta absurdo que, indiferente a la humana tragedia, se abandona al empuje de sus emociones diciendo de él que, «tiene exceso de té».

El ambiente en la sala de té es esencial para el desarrollo de la ceremonia. Tradicionalmente, la casa de té es una humilde choza. Entra aquí a jugar el concepto japonés de wabi-sabi, la belleza de la imperfección. El camino que conduce a la entrada de la sala es irregular, los pocos adornos son asimétricos, incompletos; para que la imaginación y la creatividad del que asiste a la ceremonia trabaje en completarlos. Se valora lo efímero, lo impermanente, lo inacabado. Continuemos escuchando las palabras del maestro Kakuzo Okakura: La simplicidad de la sala de té y la ausencia absoluta de trivialidad en la misma hacen de ella un verdadero santuario contra las fricciones del mundo exterior. Allí y solamente allí, puede un hombre consagrarse sin cortapisas a la adoración de la belleza. (…)

La Ceremonia del Té

La ceremonia del té es muy compleja, reflejaremos aquí solo algunas pinceladas para hacernos idea de su belleza:

Presidiendo cada ceremonia de té, se coloca un símbolo de caligrafía japonesa sobre el que se va a meditar durante la sesión

 

 

la ceremonia del té

Antes de servir el té, el oficiante de la ceremonia dice:

Ippuku sashi agemasu, fórmula que, en este contexto, significa: «me gustaría servirles el té».

Se sirve primero a la persona de mayor rango, quien se disculpa del resto de asistentes por ser el primero en beber y pronuncia la palabra osakini, que es una fórmula de educación japonesa que viene a significar: «disculpa si voy delante».

El té no se bebe a la ligera, se sostiene el cuenco recibido sobre la mano izquierda, se gira ligeramente para mostrar el arte del alfarero al resto y se pronuncia la frase Ote mae cho dai itashimasu; «gracias por su consideración, voy a beber su té».

Como podemos observar en estos pequeños detalles, el acto de tomar el té es un momento de agradecimiento y consideración a lo que estamos recibiendo y a todos los elementos que toman parte. Recordamos y agradecemos los momentos del cultivo y la recolección de la planta y todo aquello que ayudó al proceso: la energía del sol, la tierra, el agua, el trabajo de todas las personas que colaboraron, ya no solo en el proceso del té sino el proceso y milagro de estar presentes y vivos en este momento. Como diría el maestro zen Thich Nath Hanh:
La taza de té que sostienen mis manos, contiene el universo entero.

Es en este contexto cultural, trasladado a nuestro dojo Shojiki, en la provincia de Sevilla, donde intentamos emular la ceremonia del té. Estamos empezando, son nuestros primeros pasos, nuestra ceremonia es incompleta, aunque intentamos vivirla en plena consciencia para alcanzar un estado de armonía en cuerpo y mente. Si algo tiene nuestra ceremonia es que expresa el sentido del wabi-sabi, esa belleza de lo imperfecto.

Terminaremos recordando, de nuevo, las palabras del maestro de té Kakuzo Okakura:

¡Ahora, más que nunca, hacen falta salas de té!

Rafael Téllez Romero.

Publicado anteriormente en:

www.rafaeltellez.es

www.dojoaikidoshojiki.com

 

Bibliografía recomendada:

John Stevens (2005): Paz Abundante. Editorial Kairós

Kakuzo Okakura (2003): El Libro del Té. Versión de Norberto Tucci. Ediciones Librería Argentina.

Morihei Ueshiba (2009): El Arte de la Paz. Editorial Kairós.

Morihei Ueshiba (2010): El Corazón del Aikido. Dojo Ediciones.

Thich Nath Hanh (2014): Hacia la Paz Interior. Editorial Debolsillo.

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