La amígdala o donde habita el miedo

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El miedo no viene solo. Siempre es seguido de una respuesta comportamental. Pero también hay respuesta neurovegetativa y hormonal. La amígdala es la encargada de controlar todos estos componentes.

La amígdala apareció en una etapa temprana de la evolución del cerebro y está muy implicada en las respuestas vitales para la supervivencia. Desempeña un papel fundamental en las reacciones fisiológicas y comportamentales ante objetos y situaciones que tienen un significado biológico, tales como los que nos avisan del dolor y otras consecuencias desagradables, o nos indican la presencia de comida, agua, sal, posibles parejas o rivales, o niños necesitados de atención. La amígdala se encuentra en el lóbulo temporal y se divide en varias regiones, de todas ellas la más importante es el núcleo central.

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Esta región es la encargada a la hora de expresar respuestas emocionales provocadas por estímulos adversos. Cuando se presentan dichos estímulos su actividad aumenta considerablemente. Si lesionáramos dicho núcleo se suprimirían un amplio rango de conductas emocionales y respuestas fisiológicas.

La lesión de este núcleo en animales hace que no manifiesten signos de miedo cuando se les sitúa ante estímulos adversos, se vuelven más dóciles cuando son manipulados por los seres humanos, su nivel en sangre de hormonas relacionadas con el estrés es más bajo y son menos propensos a padecer úlceras u otros tipos de enfermedades provocadas por este.

Los monos normales muestran signos de miedo cuando ven a una serpiente, no así los monos con lesión en la amígdala. Por el contrario, cuando se activa la amígdala central mediante estimulación eléctrica o inyectando un aminoácido excitador, el animal presenta signos comportamentales y fisiológicos de miedo y agitación. Y la estimulación a largo plazo del núcleo central produce enfermedades inducidas por estrés, tales como úlceras gástricas.

Analicemos brevemente cómo funciona la amígdala:

Unos cuantos estímulos activan automáticamente el núcleo central de la amígdala y provocan reacciones de miedo (por ejemplo, ruidos fuertes inesperados o la aproximación de animales de gran tamaño, las alturas…) Sin embargo, lo más importante es la capacidad de aprender que una determinada situación es peligrosa o amenazante. Una vez que se produce dicho aprendizaje, ese estímulo o situación evocarán miedo: la frecuencia cardíaca y la tensión arterial aumentarán, los músculos se tensarán, las glándulas suprarrenales segregarán adrenalina, etc.

Este es también el circuito que siguen las fobias. Mediante condicionamiento, cuando se produce el aprendizaje (normalmente en edades tan tempranas que no podemos comprender que dicho estímulo no es aversivo) la respuesta del miedo es automática.

Pero no todo está perdido:

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Estudios recientes sobre los beneficios de la meditación concluyen que la práctica habitual de la meditación hace que en el cerebro humano se atenúe la capacidad de la amígdala y se potencie la capacidad del córtex prefrontal (que es el encargado de mantenerla a raya puesto que esta corteza es la que participa en el proceso de extinción de las fobias y de los miedos aprendidos.)

Aquí tenemos otro beneficio más a la hora de practicar la meditación (y son muchos más). Lo que ha hecho que la psicología se esté interesando de pleno en esta práctica, pero como recordaréis cambiándole el nombre “mindfulness”. 🙂

Fuentes:

Fundamentos de fisiología de la conducta. Neil R. Carlson

Manual para psicoterapeutas Daniel J Siegel

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5 comentarios. Dejar nuevo

  • Viajero Iniciático
    enero 25, 2015 10:15 am

    ¿Fobia a la meditación?… Yo he conocido a gente que se pone muy nerviosa y no consigue aquietar la mente en las primeras sesiones, pero eso puede ocurrir con cualquier otra práctica que pretendamos aprender: conducir, karate etc… al principio nos perdemos, poco a poco vamos ganando seguridad. Pero de ahí a una fobia… me viene a la cabeza una frase de Nietzsche: «Cuando miras a un abismo, el abismo también te mira a ti».

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  • ¿ y si tengo fobia a la meditación?

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    • Jajaja buena pregunta, me recuerda al tipo de preguntas del alumno de buda acerca de conceptos abstractos como el de la parabola de la flecha y el herido, así que te recomiendo ese artículo como respuesta. No obstante no conozco a nadie que tenga fobia a la meditación. Más que nada porque tendría fobia a un concepto mental llamado meditación, no a la meditación per se. La meditación es un estado de calma donde la fobia y todos los miedos dejan de existir, porque esos miedos no existen en el momento presente.

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  • Interesante reflexión!!!!

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  • ¿Qué es la fobia?, estamos hablando del mismo concepto… para mí es no poder hacer algo por el nivel de miedo que uno siente…que impide que se ejecute activada alguna. Sí fuera así, estaríamos diciendo que la meditación es una acción, por tanto, es totalmente natural tenerle fobia. Luego, en nosotros están todos lo elementos para desafiar dichas fobias… naturaleza profunda…alejada de toda fobia.

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