Olvidar el pasado

olvidar el pasado

Octubre es un mes de ansiedades. Los meses de invierno suelen desencadenar trastornos afectivos estacionales. Es algo que está estudiado y son múltiples los factores que intervienen en ello. De ahí la importancia de blindarnos ante posibles bajadas de ánimo. Para ello nada mejor que aprender a olvidar el pasado.

Decir que este mes tiene algunos malos recuerdos es quedarse corto. Sin embargo, es necesario recordar las cosas buenas que surgieron de las malas. Crecemos y aprendemos de nuestro pasado, incluso cuando necesitamos repetir nuestras lecciones pasadas hasta que aprendamos lo que nos enseña la vida

morir de penaMorir de pena, es posible

Muchas personas desearían saltarse este mes. Lo que solemos tener en la cabeza no son recuerdos tristes en los que te revuelcas, sino el tipo de recuerdos que aparece súbitamente cuando un aroma o un sonido lo activa y te inunda de emociones. Entonces revives lo que pasó una y otra vez. Te sientes visual y emocionalmente agotado como si estuvieras en un columpio, hacia atrás y hacia adelante, a punto de caer y salvándote en el último momento.

Normalmente, con el transcurrir de la vida, empezamos a olvidar los detalles de los malos recuerdos. Es como si empezaran a desdibujarse. Sin embargo suelen dejar cicatrices profundas. Por lo que cuando creemos que ese recuerdo ya forma parte del pasado inconsciente… aparece y suele asustar (y mucho).

El pasado no es culpa nuestra

Hay que tener una cosa clara. No podemos sentirnos culpables de nuestros recuerdos. Nadie sabe nada antes de aprenderlo. Normalmente las cosas que nos sucedieron no fueron culpa nuestra, aunque pensemos lo contrario. Para que te des cuenta de ello, normalmente hace falta una persona ajena para que te lo demuestre. Quizás un psicólogo podría ayudarte a superarlo si es la culpabilidad lo que te atormenta. Si no es así, podrás trabajar con tu recuerdo de manera adecuada.

Lo más importante para poder olvidar lo malo de nuestro pasado es, por paradójico que parezca, sacarlo a la luz. Cuando somos conscientes de un recuerdo, dejamos que nos inunde y nos sumergimos en él. Vemos que lo que pasó forma parte del pasado y que no puede hacernos nada. Entonces «procesamos» dicho recuerdo. Lo importante es darse cuenta que si no podemos hacerlo solos, existe toda una corriente dentro de la psicología, especialista en este tipo de procesos. Es la llamada terapia EMDR.

Sin entrar en detalles, la meditación también puede ayudarnos a deshacer esos nudos que nos mantienen atados a dichos recuerdos. Para ello es muy positivo buscar lo que en psicología se llama «el lugar seguro». Este sería un recuerdo agradable (real o inventado) donde nos sintamos completamente a salvo. Un recuerdo que al traerlo a la mente de manera consciente logre despertar en nosotros sentimientos de amor, cariño, seguridad, etc.

Olvidar el pasado 1

¿Cómo olvidar el pasado?

Quizás para eso hagan faltas día, semanas o meses para conseguirlo. Pero hay que lograrlo. Puesto que el lugar seguro siempre estará ahí para nosotros y podremos acudir a él en momentos de tensión o ansiedad. También funciona para estados depresivos.

Un ejemplo de lugar seguro sería:

«Recuerdo cuando era un niño y me echaba en el regazo de mi abuelo. La casa solía tener un olor a pasteles que hacía mi abuela en el horno. Mis padres y mis hermanos también estaban allí, felices, en torno a la mesa. Pero yo estaba más feliz con mi abuelo, en su sofá. Aún recuerdo el aroma de su colonia»

Es importante el tema de los olores, sabores, sensaciones en general que nos ayuden a transportarnos a ese lugar. Son una vía más rápida que los pensamientos normales para llegar a ese lugar seguro.

Una vez que hayamos consolidado nuestro lugar seguro, repito: tras días, semanas o meses trabajando en él, ya seremos capaces de trabajar para olvidar (procesar) los recuerdos negativos.

Empezaremos yendo al recuerdo que nos hace daño. Iremos a él unos instantes mientras intentamos procesar el recuerdo. Nos detendremos en él hasta que notemos que nuestro estado interior cambia. Si nos sentimos agitados volveremos inmediatamente al lugar seguro. No es necesario continuar inmediatamente. Podemos dejar pasar unos días. Según el EMDR, mientras dormimos la mente seguirá trabajando en dicho recuerdo y es probable que podamos soñar con él.

Cuando estemos de nuevo preparados, volveremos a trabajar en los recuerdos. Iremos al recuerdo negativo, volveremos a revivirlo e iremos valorando si la agitación en nuestro cuerpo sigue teniendo la misma intensidad que antes. Utilizaremos el lugar seguro las veces que sea necesario, y también realizaremos todas las pausas que necesitemos. Poco a poco podremos comprobar que la agitación al rememorar el recuerdo va disminuyendo.

Dejar atrás el pasado

Finalmente, tras varios días de trabajo con el recuerdo. Seremos capaces de recordarlo sin ninguna agitación. Sin connotaciones negativas. Podremos ser capaces de afirmar que hemos superado la parte negativa del recuerdo y podemos recordarlo consciente mente sin ningún problema. Incluso aparecerán recuerdos positivos asociados a él. Porque, entre otras cosas, podremos decir que gracias a nuestro esfuerzo hemos superado este problema. Que hemos conseguido mejorar como seres humanos. Y que somos capaces de superar todos los obstáculos que nos imponga la vida. Trasmutándolos en lecciones y aprendizaje. Tal y como se debería definir el concepto de «alquimia» en el cual antiguamente se pensaba que se podrían convertir todos los metales en oro. En nuestro caso, la alquimia significa convertir las adversidades de la vida en verdaderas oportunidades para mejorar como personas. 

Entrada anterior
¿Cómo ayudar a personas con problemas mentales?
Entrada siguiente
Obtener seguridad en uno mismo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.