Kado, Shodo, Kyudo, Sado y Kodo

¿Qué son estas disciplinas japonesas con nombres tan raros? Kado, Shodo, Kyudo, Sado y Kodo son disciplinas poco conocidas en occidente pero que en japón son milenarias y gracias a ellas muchas personas han recorrido un largo camino espiritual. Todas están relacionadas con el budismo zen, al formar parte de un método meditativo llevado a la vida diaria.
Hay que recordar que cada palabra japonesa que lleva el sufijo DO significa camino, en el sentido espiritual. Por eso en algunas disciplinas de las artes marciales tradicionales japonesas, se distingue entre Do (camino) y Jutsu (técnica), Así el término DO utilizado en las artes marciales se transformó en un medio para entrenar la mente y el cuerpo como finalidad, más allá del mero uso de fines destructivos. En cambio el uso de JUTSU, quedo referido al uso de las artes marciales cuyo propósito era el de ser utilizado en el campo de batalla. Algunos ejemplos son Judo y Jujutsu, Aikido y Aikijutsu, Kendo y Kenjutsu, etc.
Las disciplinas Kado, Shodo, Kyudo, Sado y Kodo
Kado
El kado –el arte tradicional del arreglo florar, más conocido como ikebana – no solo consigue resultados estéticos, sino que los beneficios que le reporta esta práctica son también psicológicos. De hecho, últimamente el ikebana está llamando la atención como tratamiento psicológico, siendo efectivo no solo para los ancianos con demencia, sino también para los familiares que los cuidan porque mitiga su estrés, y para niños, porque aumenta su autoestima ya que las flores les transmiten seguridad, esperanza y cariño. En muchos casos, solo observar el color vivaz de las flores ya nos puede reportar calma.
Shodo
El Shodo es otra de las disciplinas que ayudan a alcanzar la plenitud y paz interior si somos capaces de adaptarnos a su delicado proceso. Escribir, escribir y escribir. A veces lo hacemos sin prestar atención, mucho más en teclado que en libreta. Sin embargo, para los japoneses, forma parte de todo un ritual. El shodō no consiste solo en escribir bien las letras, sino que se trata de un arte compuesto en el que a estas se suman también las líneas, los espacios y el matiz. En él, en cada letra, se observan también las preocupaciones del que escribe. Un arte que requiere de mucha concentración para no equivocarse cuando se escriben cientos de letras.
Kyudo
Kyudo o el camino del arco. Esta práctica que podría parecer tan simple como lanzar una flecha, se describe para los japoneses como el zen de pie. Los practicantes ejercitan el cuerpo y el espíritu a través de los gestos que realizan y que, finalmente, culminan en el disparo de la flecha. Un deporte que va más allá del resultado y en el que los valores vuelven a estar en el centro. Sus tres objetivos son el shin (la verdad), el zen (el bien) y el bi (la belleza). Aquí me gustaría recomendar el libro "El zen en el arte del tiro con arco" de Herrigel
Sado
Por este nombre no es conocido pero si te hablo de la ceremonia del té sí que lo conocerás mejor. La ceremonia del té que en muchos casos ha inundado nuestras pantallas acercándonos al universo nipón y a su particular manera de servir el té. Para muchos, más que un arte es un tipo de meditación. De hecho, la ceremonia del té transcurre casi en completo silencio para agudizar los demás sentidos. Lo importante es ser capaces de apreciar ese momento único en la vida, que nunca volverá a repetirse exactamente igual. Para profundizar más en la ceremonia del té, te recomiendo este enlace: La Ceremonia del Té
Kodo
Kodo, el camino del incienso. Aquí lo importante es la fragancia, el saber distinguir. El kodo es un auténtico arte que consiste en refinar la capacidad del que lo practica para apreciar la fragancia de diferentes maderas. La imagen del incienso cubriendo una sala ha llegado también a nuestras culturas. Y es que, como las buenas fragancias, esta terapia aromática resulta muy efectiva para conseguir tranquilidad y concentración. De hecho, estas son algunas de las virtudes del incienso que ya describió en el siglo XI el poeta chino Huan Tingjian: agudiza los sentidos, purifica el cuerpo, elimina la impureza, quita el sueño, alivia la soledad y tranquiliza en los momentos de estrés.
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