El Dr. Mario Alonso Puig y el Poder de las Palabras

Índice
  1. Pensamiento, sentimiento y fisiología
  2. El caso de un ictus y la autogeneración de ansiedad
  3. Gobernar los pensamientos: ¿es posible?
  4. Estrés y cortisol: el impacto de los pensamientos negativos
  5. Estrés agudo vs. estrés crónico
  6. Meditación: una herramienta para gobernar la mente
  7. Una nueva forma de relacionarse con la enfermedad
  8. Conclusión: La elección está en nuestras manos

Las palabras tienen un enorme poder: un poder que puede sanar y también enfermar. La forma en la que nos hablamos a nosotros mismos es determinante en cómo percibimos y afrontamos las dificultades. Como explica el Dr. Mario Alonso Puig, un médico defensor de la conexión mente-cuerpo, cuando caemos en una situación difícil, nuestra narrativa interna decide si vemos ese obstáculo como un simple bache o una tumba.

La ciencia y la medicina llevan estudiando esta influencia desde hace más de 2.500 años. Médicos griegos descubrieron que el trato y la conversación con los pacientes podían tener un impacto positivo en su proceso de sanación. Hoy sabemos que las palabras y pensamientos están profundamente conectados con nuestras emociones y, a través de las vías nerviosas y hormonales, influyen en el funcionamiento de nuestro cuerpo.

Pensamiento, sentimiento y fisiología

El proceso es claro: el pensamiento se convierte en un sentimiento, y el sentimiento impacta la fisiología del cuerpo. Por ejemplo:

  • Si piensas “no puedo”, te sentirás incapaz y tu cuerpo reflejará esa incapacidad.
  • Si piensas “soy capaz”, tu cuerpo responderá con esa energía y disposición.

Las palabras tienen un impacto más fuerte que los propios pensamientos, porque entran por el oído y están ligadas al componente emocional del cerebro.

El caso de un ictus y la autogeneración de ansiedad

El Dr. Mario Alonso Puig relata un caso concreto para ilustrar esta realidad. Hace poco, una mujer mayor sufrió un ictus debido a un bucle mental negativo. Su tía, quien solía cuidarla, tuvo que irse unos días, lo que generó en la mujer una profunda sensación de abandono. “Estoy sola… ¿y si me pasa algo?”, se repetía una y otra vez. Esta ansiedad desbordada acabó desencadenando el ictus.

La mente humana proyecta problemas en el futuro, generando sufrimiento en el presente. Estos pensamientos pueden reflejarse en el cuerpo, por ejemplo, con un aumento de la tensión arterial.

Gobernar los pensamientos: ¿es posible?

Uno de los mayores retos es aprender a gestionar nuestros pensamientos, ya que solemos sentir que no tenemos control sobre ellos. Sin embargo, el Dr. Puig subraya que no estamos condenados a ser víctimas de nuestra mente. Podemos pararnos, observar y elegir cómo queremos reaccionar ante esos pensamientos.

El arte de elegir

La clave está en:

  1. Aceptar el pensamiento. No se trata de suprimirlo ni negarlo.
  2. Pararse y respirar.
  3. Elegir una nueva forma de pensar y actuar.

El Dr. Puig cita el Dhammapada, un texto de hace más de 2.500 años, que afirma que “el mayor de los conquistadores es quien se conquista a sí mismo”. La verdadera libertad reside en no dejarse llevar por patrones automáticos y, en su lugar, crear un nuevo camino mental.

Estrés y cortisol: el impacto de los pensamientos negativos

Los pensamientos negativos sostenidos liberan cortisol, una hormona esencial para la vida pero peligrosa en exceso. El cortisol:

  • Bloquea el sistema inmune, debilitándonos ante infecciones y tumores.
  • Rompe su ritmo natural cuando vivimos en un estrés crónico, agotando las glándulas suprarrenales.

Este ciclo puede ser devastador, pero cambiar los pensamientos reduce el cortisol, permitiendo que el sistema inmune recupere su fuerza.

Estrés agudo vs. estrés crónico

El profesor Hans Selye distinguió dos tipos de estrés:

  1. Estrés agudo o eustrés: Beneficioso, ya que nos prepara para afrontar desafíos.
  2. Estrés crónico o distrés: Perjudicial, porque no dejamos espacios de recuperación.

El eustrés está dominado por adrenalina, mientras que el distrés produce cortisol de forma constante. Introducir pausas mediante la meditación, el ejercicio físico o actividades placenteras corta este ciclo de estrés crónico.

Meditación: una herramienta para gobernar la mente

La meditación es una de las herramientas más efectivas para gestionar la rumiación mental, ese bucle de pensamientos negativos que nos atrapan. Practicarla de forma regular aporta beneficios como:

  • Reducción del ruido mental.
  • Mejor funcionamiento del cuerpo.
  • Mayor claridad para manejar información compleja.
  • Mejor relación con uno mismo y con los demás.

Estudios han demostrado que la meditación produce cambios físicos en el cerebro. Aumenta el grosor de la región orbitofrontal izquierda, responsable de regular el miedo y la ira, mientras reduce el tamaño de los núcleos amigdalinos, donde se originan estas emociones.

Una nueva forma de relacionarse con la enfermedad

El Dr. Puig destaca la importancia de cambiar nuestra relación con la enfermedad. En lugar de preguntarnos “¿Por qué a mí?”, podemos plantearnos “¿Para qué está esto en mi vida?”. Esta reflexión permite reconducir los pensamientos y sentimientos, influyendo directamente en la respuesta del cuerpo.

Conclusión: La elección está en nuestras manos

El poder de las palabras y pensamientos es inmenso. Al observar y elegir conscientemente nuestras respuestas mentales, podemos transformar nuestra fisiología, fortalecer el sistema inmunológico y mejorar nuestro bienestar emocional. La meditación, el descanso y la reconexión con nosotros mismos son caminos efectivos para romper el ciclo del estrés crónico y vivir con mayor salud y libertad.

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