Historia del granjero y el ladrón (Relato Corto)

granjero

Érase una vez un granjero que tenía un gran huerto alrededor de su casa. Tenía muchos árboles frutales en su huerto y los cuidaba diligentemente durante todo el año. Compartía frutas maduras con su familia y amigos y vendía el resto en el mercado.

Un día, cuando el granjero estaba en su huerto recogiendo fruta con su hijo, vio que un extraño estaba sentado en la rama de un árbol en su huerto recogiendo y comiendo fruta.

Farmer Orchard y Thief Excuse - Tit for Tat Story

Al verlo, el granjero se enojó y gritó: “¿Quién eres? ¿Qué haces en mi huerto? ¿No te da vergüenza robar fruta?

El extraño sentado en una rama no le respondió al granjero y siguió recogiendo fruta.

El agricultor se enojó y dijo: “He cuidado estos árboles todo el año, no puedes tomar ningún fruto sin mi permiso. Baja ahora mismo..."

El extraño sentado en un árbol respondió: “¿Por qué debo bajar? Es el jardín de Dios y yo soy siervo de Dios, tengo todo el derecho de coger el fruto de este árbol. No debes interponerte entre la obra de Dios y su siervo.

Al escuchar esto, el granjero le pidió a su hijo que entrara y trajera un palo. Cuando el hijo regresó con un palo, el granjero lo cogió y comenzó a golpear al extraño con ese palo.

El extraño comenzó a gritar: “¿Por qué me pegas? No tienes derecho a hacer eso.

El granjero no prestó atención y siguió golpeándolo continuamente.

El extraño volvió a gritar: “¿No tienes miedo de Dios? Golpeaste a una persona inocente. Serás castigado."

El granjero sonrió y respondió: “¿Por qué debería tener miedo? Este palo en mi mano también pertenece a Dios. Yo también soy siervo de Dios, así que no tengo nada que temer y no debes hablar entre la obra de Dios y su siervo.

El extraño se quedó en silencio después de escuchar esto y se dio cuenta de su error.

Bajó del árbol y dijo: “Espera, no me pegues. Perdóname por robar tu fruta. Este es tu jardín, ahora entiendo que has trabajado todo el año para cuidar estos árboles, así que debería haberte pedido permiso para recoger fruta. Me equivoqué. Nunca voy a hacer eso otra vez. Por favor perdoname."

El granjero respondió: “Ya que te diste cuenta de tu error, te dejaré ir, pero recuerda que no debes tratar de ridiculizar a los demás en el nombre de Dios. Nunca debes hacer el mal en el nombre de Dios.

Aprendiendo:
Uno no debe usar el nombre de Dios por su motivo egoísta o usar el nombre de Dios como una excusa para sus malas acciones. Ya seas Cristianos, Musulmán, Budista o incluso aunque no seas creyente. Nunca debemos usar nuestra meta como excusa para obtener un beneficio de los demás.

 

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