El 17º Karmapa explica cómo usar la tecnología sabiamente

Karmapa

Ogyen Trinley Dorje, reconocido (parcialmente) como el 17º Karmapa, hace un breve comentario acerca de cómo usar la tecnología y, en especial, internet, de manera sabia. El Karmapa es la cabeza de la escuela Karma Kagyu, una de las cuatro grandes escuelas del budismo tibetano. Sus reflexiones nos ayudan a saber discernir la información correcta y usarla de manera justa y noble.

Charla del 17º Karmapa sobre internet

Se abre una brecha en nuestra mente que nos separa de las personas cuyas condiciones de vida difieren significativamente de las nuestras. Cuando prestamos tanta atención a las condiciones externas que dan forma a la vida de las personas, terminamos centrándonos en lo que nos diferencia, a expensas de lo que nos une. Esto puede contribuir a una sensación de distancia o separación de los demás. El mismo sentimiento de distancia entre nosotros y ellos se abre en el caso de personas de diferentes culturas y religiones. No estoy hablando aquí de distancia física sino de distancia emocional y mental.

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Ver a los demás a través de la lente de la conexión nos ayuda a ver que no estamos separados de las personas que se encuentran al otro lado de estas brechas aparentes. Somos capaces de ver vínculos causales que nos vinculan con otros que parecen distantes de nosotros, incluso si estos vínculos no son visibles a simple vista. Por ejemplo, podemos examinar la amplia evidencia y los argumentos que muestran que quienes tienen menos poder económico proporcionan la mano de obra que reduce el costo de vida y alimenta la prosperidad material de quienes tienen más.

Esto significa que podemos identificar conexiones entre nuestra comida y los trabajadores del campo que cosecharon nuestras verduras y los trabajadores de la fábrica que prepararon nuestros platos. Sin embargo, tener este conocimiento intelectual de nuestra conexión con ellos no nos hace sentir automáticamente cerca de ellos personalmente, especialmente cuando las condiciones externas de sus vidas parecen tan diferentes a las nuestras.

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En muchos sentidos somos criaturas de hábitos. Si vivimos lo suficiente bajo ciertas condiciones, nos parecen naturales. Pero si hubiéramos vivido en condiciones diferentes, nos habrían parecido igual de naturales. Mirar las condiciones culturales, religiosas o materiales a las que otros se han acostumbrado puede hacernos sentir que deben ser totalmente diferentes a nosotros, pero simplemente confundimos algo circunstancial con algo esencial. Es en gran parte un accidente de nuestro nacimiento y circunstancias de vida que hemos llegado a encontrar algunas condiciones familiares y otras extrañas o distantes. No es una indicación de algo esencialmente diferente o diferente acerca de nosotros.

Más allá de los factores circunstanciales superficiales que nos diferencian, todos los seres vivos comparten un terreno común mucho más profundo. El budismo identifica este terreno más profundo como el deseo de ser feliz y el deseo de liberarse del sufrimiento. Esta condición interna básica está en el centro mismo de nuestra existencia. Nuestras aparentes diferencias físicas y circunstanciales son relativamente intrascendentes y superficiales en comparación con el nivel de realidad más grande, y mucho más fundamental, en el que todos nos encontramos.

Centrarse en este nivel más profundo puede ayudarnos a acceder a una sensación de cercanía y experiencia compartida, de estar todos juntos en esto. Con esto como punto de partida, podemos explorar nuestras condiciones particulares sin experimentarlas como un abismo que nos separa.

IR MÁS ALLÁ DE LA REALIDAD VIRTUAL

La tecnología de las comunicaciones tiene un gran potencial como herramienta para unir a las personas. Internet puede ayudarnos a descubrir que los demás son como nosotros y que no estamos tan solos como pensamos. Puede permitir que las personas se conecten con otras que sufren condiciones similares y encuentren consuelo y apoyo en las comunidades online. Sin embargo, para aprovechar al máximo el potencial de estas herramientas, debemos utilizarlas con prudencia. De lo contrario, fácilmente pueden terminar dejándonos aún más desconectados unos de otros y de la realidad.

Cuando los temas y eventos se presentan online de una manera que destaca lo fuera de lo común y, además, recibe una atención desproporcionada, distorsiona nuestra visión de la realidad como un todo. Una hipersensibilidad a las diferencias nos insensibiliza a nuestra condición universal común. Tal exageración de anomalías puede tener varios efectos adversos. La primera es, como mencioné, que nos puede resultar difícil relacionarnos con personas cuyas experiencias conocemos online, porque nos sentimos excesivamente distantes y diferentes.

Otra es que terminamos presentándonos como algo diferente de lo que somos cuando competimos con otros en las redes sociales. También podemos ser selectivos sobre lo que compartimos sobre nosotros mismos en otros contextos sociales, pero nuestras interacciones en línea están despojadas de todas las señales no verbales que otros usan para interpretar lo que mostramos sobre nosotros. La ausencia total de contacto directo crea una especie de vacío en el que podemos crear fácilmente una personalidad artificial. Esto conduce a relaciones no auténticas con los demás y con nosotros mismos.

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