El vínculo invisible entre la mente y el cuerpo: lo que revelan dos biomarcadores

Durante años se pensó que enfermedades como la esquizofrenia, el trastorno bipolar o la depresión mayor eran exclusivas del ámbito mental. Sin embargo, investigaciones recientes están demostrando que estas condiciones también afectan profundamente al cuerpo. Más allá del sufrimiento psicológico, existe una carga física que va desde inflamación crónica hasta un envejecimiento prematuro y mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
Un nuevo estudio realizado por investigadores brasileños ha identificado dos sustancias clave que podrían estar involucradas en este proceso: CCL11 y GDF15. Estas moléculas, detectables en la sangre, actúan como señales del desgaste que sufren tanto el sistema nervioso como el organismo en general. El estudio demuestra que a mayor número de hospitalizaciones psiquiátricas, mayores son los niveles de estas sustancias, lo que sugiere que cada episodio grave deja una huella fisiológica medible.
Qué son CCL11 y GDF15
CCL11: una alarma de inflamación y envejecimiento cerebral
CCL11, también conocida como eotaxina-1, es una proteína que participa en las respuestas inflamatorias del organismo. Estudios previos han demostrado que altos niveles de CCL11 pueden reducir la generación de nuevas neuronas en el hipocampo, una zona crítica para la memoria y el aprendizaje. En modelos animales, su elevación se ha relacionado con deterioro cognitivo y envejecimiento acelerado del sistema nervioso central.
En humanos, esta molécula aparece aumentada en personas con esquizofrenia y trastorno bipolar que llevan años con la enfermedad, aunque no suele encontrarse tan elevada en las fases iniciales. Esto sugiere que CCL11 podría ser un marcador del daño acumulado por episodios psicóticos o maníaco-depresivos repetidos.
GDF15: el mensajero del estrés sistémico
GDF15 (Growth Differentiation Factor 15) es una citocina que se produce en condiciones de estrés celular, disfunción mitocondrial y envejecimiento. Se ha vinculado con enfermedades crónicas como cáncer, diabetes tipo 2 y patologías cardiovasculares. A diferencia de CCL11, GDF15 no se asocia directamente a los síntomas mentales, sino a la carga física que estos trastornos provocan.
Elevados niveles de GDF15 se han relacionado con una menor actividad de la telomerasa, mayor riesgo de deterioro físico y cognitivo, y peor recuperación tras enfermedades agudas. En este estudio, sus niveles también se asociaron al número de hospitalizaciones psiquiátricas, lo cual refuerza su papel como biomarcador de "somatoprogression": el deterioro corporal inducido por enfermedades mentales.
Diseño del estudio sobre neuroprogresión y somatoprogression
El estudio incluyó a 558 personas divididas en cuatro grupos:
- 147 con esquizofrenia (SCZ)
- 130 con trastorno bipolar (BD)
- 157 con depresión mayor (MDD)
- 114 personas sanas como grupo de control (HC)
Todos los pacientes estaban estables y sin ingresos hospitalarios en los seis meses previos. Se les extrajo sangre para medir los niveles séricos de CCL11 y GDF15. Además, se registró el número total de hospitalizaciones psiquiátricas que cada persona había tenido, utilizado como indicador indirecto de la progresión y gravedad de la enfermedad.
Resultados del estudio: biomarcadores e impacto acumulado
Niveles de CCL11
- Significativamente más elevados en personas con esquizofrenia y trastorno bipolar en comparación con los controles.
- No hubo diferencias estadísticamente relevantes entre pacientes con depresión mayor y personas sanas.
- Cuantas más hospitalizaciones había tenido un paciente, más altos eran sus niveles de CCL11.
Niveles de GDF15
- Elevados en los tres grupos con trastornos mentales frente al grupo control.
- Los niveles aumentaban no solo con el número de hospitalizaciones, sino también con la edad y la presencia de enfermedades físicas.
Interpretaciones clínicas: inflamación, envejecimiento y psiquiatría
La salud mental impacta directamente en el cuerpo
Este estudio proporciona evidencia biológica de que las enfermedades mentales graves no se limitan al cerebro. Existe un proceso paralelo de deterioro físico que se acelera con cada episodio agudo. CCL11 y GDF15 podrían estar señalando ese proceso silencioso, pero mensurable, de inflamación crónica, daño celular y envejecimiento acelerado.
Hacia una medicina mental más integral
Estos hallazgos sugieren que los psiquiatras no deberían trabajar de forma aislada. Tratar solo los síntomas mentales ya no es suficiente. La estrategia ideal debe integrar el control de la inflamación, la protección cardiovascular, el apoyo metabólico y el manejo del estrés oxidativo. En otras palabras, tratar cuerpo y mente como una sola unidad.
El futuro de la psiquiatría personalizada
Tanto CCL11 como GDF15 podrían convertirse en herramientas diagnósticas para identificar a los pacientes con mayor riesgo físico, incluso antes de que aparezcan enfermedades graves. Esto permitiría ajustar los tratamientos de forma más personalizada: desde enfoques farmacológicos hasta intervenciones nutricionales, fisiológicas o conductuales.
Por ejemplo, un paciente con depresión y GDF15 elevado podría beneficiarse más de un enfoque preventivo para su salud cardiovascular que de un cambio de antidepresivo. Esta es la promesa de una psiquiatría basada en biomarcadores.
Limitaciones del estudio y líneas futuras de investigación
Aunque robusto en tamaño y metodología, este estudio es transversal, lo que significa que no puede establecer una relación de causa y efecto. Además, no se analizaron otros factores importantes como la alimentación, el ejercicio, el tipo de medicación o el nivel socioeconómico, que podrían influir en los niveles de estos biomarcadores.
Futuros estudios deberían:
- Evaluar a estos mismos pacientes durante varios años (estudios longitudinales)
- Probar si ciertas intervenciones reducen los niveles de CCL11 y GDF15
- Explorar si estos marcadores pueden predecir el riesgo de enfermedades físicas graves
Todo esto contribuiría a consolidar el concepto de neuro y somatoprogression como clave para entender la evolución de los trastornos mentales graves.
Cuando la inflamación es la sombra de la mente
Cada brote psicótico o episodio depresivo no es solo una crisis mental, sino también un paso más en un proceso físico que muchas veces pasa desapercibido. Tal vez, como sugiere este estudio, la sangre pueda hablar por la mente. Y en ese lenguaje bioquímico, encontremos nuevas formas de prevenir, tratar y comprender las enfermedades mentales desde una perspectiva más completa.
Fuentes consultadas:
- Costanzi et al. (2025). "The effect of the number of psychiatric hospitalizations and diagnosis in serum levels of CCL11 and GDF15 in individuals with stable schizophrenia, bipolar disorder, and major depressive disorder". Progress in Neuro-Psychopharmacology and Biological Psychiatry. https://doi.org/10.1016/j.pnpbp.2025.111446
- Villeda et al. (2011). "The ageing systemic milieu negatively regulates neurogenesis and cognitive function". Nature.
- Eggers et al. (2013). "Growth Differentiation Factor-15 is associated with mortality in patients with chronic heart failure". European Journal of Heart Failure.
Kumar et al. (2017). "Increased serum GDF15 levels in schizophrenia and their association with disease duration". Psychiatry Research.

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