El Papel de la Microbiota en el Riesgo de Infarto

- Enfermedades cardiovasculares: un problema global
- El hallazgo clave: el propionato de imidazol (ImP)
- ¿Cómo actúa el ImP?
- Diagnóstico: hacia un análisis de sangre predictivo
- ¿Se puede evitar la producción de ImP?
- Implicaciones clínicas y terapéuticas
- Colaboración internacional y financiación
- Conclusión: un nuevo paradigma en cardiología preventiva
La comunidad científica acaba de dar un paso crucial en la comprensión de las enfermedades cardiovasculares. Un estudio liderado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), publicado en Nature el 16 de julio de 2025, ha descubierto un vínculo directo entre un metabolito producido por la microbiota intestinal y el desarrollo de aterosclerosis, una patología que está en el origen de la mayoría de los infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares. Este hallazgo podría marcar el inicio de una nueva era en la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades cardíacas.
Enfermedades cardiovasculares: un problema global
Las enfermedades del aparato circulatorio son la principal causa de muerte en el mundo y también en España. En 2024, representaron el 26% de los fallecimientos en el país, siendo las enfermedades isquémicas del corazón —como el infarto de miocardio— responsables de más de 26.800 muertes. La aterosclerosis, una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a las arterias, desempeña un papel central en estas cifras. Provoca un endurecimiento y estrechamiento progresivo de las arterias por acumulación de grasa e inflamación, dificultando el flujo sanguíneo y favoreciendo la aparición de eventos cardiovasculares graves.
El hallazgo clave: el propionato de imidazol (ImP)
El equipo dirigido por el doctor David Sancho, jefe del laboratorio de Inmunobiología del CNIC, ha identificado un metabolito de origen bacteriano llamado propionato de imidazol (ImP) como un factor desencadenante de la aterosclerosis. Este compuesto es producido por ciertas bacterias intestinales a partir de histidina, un aminoácido esencial que obtenemos de los alimentos ricos en proteínas.
La investigación comenzó en modelos murinos (ratones genéticamente modificados para desarrollar aterosclerosis) y demostró que la simple adición de ImP en el agua de bebida fue suficiente para inducir placas ateroscleróticas. Posteriormente, se confirmó la presencia de niveles elevados de este metabolito en cohortes humanas con signos tempranos de aterosclerosis, incluso antes de que la enfermedad fuera detectable por los métodos habituales.
¿Cómo actúa el ImP?
A diferencia de los factores clásicos de riesgo como el colesterol, el ImP no actúa directamente sobre el metabolismo lipídico, sino que altera la respuesta inmunitaria del organismo, favoreciendo un entorno inflamatorio que acelera el daño arterial. En otras palabras, este metabolito bacteriano convierte al sistema inmunitario en un aliado de la enfermedad.
Además, el estudio ha identificado el receptor específico al que se une el ImP: el I1R. Este hallazgo ha permitido desarrollar bloqueadores farmacológicos de este receptor, que han demostrado frenar la progresión de la aterosclerosis en modelos animales alimentados con dietas ricas en colesterol. Así, se abre la posibilidad de una terapia combinada que actúe sobre el colesterol y sobre la señalización inmunitaria desencadenada por el ImP, con un efecto sinérgico potencialmente superior al de los tratamientos actuales.
Diagnóstico: hacia un análisis de sangre predictivo
Uno de los aspectos más revolucionarios de este descubrimiento es su aplicación diagnóstica. Hoy en día, detectar aterosclerosis activa requiere pruebas de imagen avanzadas, costosas y no disponibles en todos los centros médicos. Sin embargo, este estudio ha demostrado que la presencia de niveles elevados de ImP puede detectarse mediante un análisis de sangre, lo que facilitaría una detección temprana y masiva de personas en riesgo.
Actualmente, esta medición requiere técnicas complejas como la cromatografía líquida acoplada a espectrometría de masas (LC-MS), disponibles solo en entornos hospitalarios especializados. No obstante, el equipo del CNIC trabaja ya en el desarrollo de métodos de detección más accesibles y económicos, con vistas a su inclusión en los análisis clínicos de rutina.
¿Se puede evitar la producción de ImP?
El propionato de imidazol se forma a partir de la histidina, un aminoácido esencial que no puede ser eliminado de la dieta. Sin embargo, la composición de la microbiota intestinal, determinada en parte por la dieta y el estilo de vida, influye directamente en qué bacterias lo producen y en qué cantidad. Las dietas ricas en grasas, por ejemplo, parecen favorecer la proliferación de cepas bacterianas capaces de generar este metabolito en exceso.
Esto abre la puerta a estrategias preventivas no farmacológicas, como la modulación de la microbiota intestinal a través de cambios dietéticos o del uso de probióticos específicos que limiten la producción de ImP. A largo plazo, podría diseñarse una terapia personalizada basada en el perfil microbiano de cada individuo.
Implicaciones clínicas y terapéuticas
Este descubrimiento tiene profundas repercusiones en la medicina cardiovascular. Por un lado, permite identificar a personas con riesgo elevado de desarrollar aterosclerosis, independientemente de sus niveles de colesterol. Por otro, ofrece nuevas dianas terapéuticas:
Bloquear la producción bacteriana de ImP mediante intervención dietética o terapias dirigidas a la microbiota.
Inhibir el receptor I1R para evitar que el organismo responda a este metabolito de forma perjudicial.
Ambas estrategias podrían emplearse en pacientes con niveles elevados de ImP, que constituyen un grupo de riesgo anteriormente invisible para los sistemas de detección actuales.
Colaboración internacional y financiación
Aunque el estudio está liderado por el CNIC, ha contado con una red extensa de colaboradores nacionales e internacionales, entre ellos universidades, hospitales y centros de investigación de primer nivel. La financiación ha sido posible gracias al apoyo de entidades como la Fundación La Caixa, la Agencia Estatal de Investigación y el European Research Council, lo que ha permitido llevar a cabo una investigación de primer nivel con potencial impacto global.
Conclusión: un nuevo paradigma en cardiología preventiva
La identificación del propionato de imidazol como biomarcador y factor causal de la aterosclerosis transforma nuestra comprensión de las enfermedades cardiovasculares. Lejos de ser una dolencia exclusivamente asociada al colesterol o la presión arterial, este estudio demuestra que la salud del corazón está íntimamente ligada al equilibrio microbiano del intestino.
Este avance abre un horizonte prometedor donde la combinación de biología molecular, inmunología, microbiología y cardiología permitirá abordar el infarto desde una perspectiva más precisa, preventiva y personalizada.
Fuentes consultadas:
Nature, 16 de julio de 2025
Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC)
Fundación La Caixa
Agencia Estatal de Investigación
European Research Council
Instituto Nacional de Estadística (INE), datos de mortalidad 2024
Entrevistas y declaraciones del Dr. David Sancho (CNIC)

Deja una respuesta