Si te sientas y te sientes totalmente reacio a meditar, no te obligues a hacerlo. Recuerda las buenas razones por las que lo está haciendo. Piensa en formas de hacerlo interesante, formas de hacerlo entretenido… Cuando te sientes deprimido, ¿qué tipo de respiración te anima y te da energía? Cuando te sientes desorientado, ¿qué tipo de respiración te hace sentir conectado a tierra? Cuando te sientes perezoso, ¿qué tipo de respiración te da energía? Cuando te sientes tenso, ¿qué tipo de respiración te relaja? Hay mucho que explorar, y en la exploración estás absorto en tu respiración sin siquiera pensar en forzarte o sostener un látigo sobre tu mente.
3 puntos para tener motivación en la meditación
- ¿Cuál fue nuestra motivación inicial para tratar de establecer una práctica de meditación? ¿Fue un deseo de mejorar nuestro estado de ánimo? ¿Te preocupas menos o te vuelves menos inquieto? ¿O queríamos ser más amables, nutrir nuestros corazones? Independientemente de lo que inicialmente nos impulsó a probar la meditación, con un poco de persistencia, podemos sentir un cambio en nuestra actitud general: menos reactividad, un momento más fácil para soltar aquello a lo que nos hemos estado aferrando.
- Podemos recordarnos que la práctica funciona (con un mínimo de consistencia) y que sentarnos a meditar nos motiva; si no lo hacemos, nos sentiremos peor, no mejor.
- Con el tiempo aprendemos que podemos ser conscientes de cualquier estado de ánimo; incluso la confusión puede ser un objeto válido para la exploración. La indagación en sí misma es una actividad saludable y puede aplicarse a cualquier estado mental. Si estamos obsesionados, podemos examinar cómo nuestro cuerpo expresa esa obsesión, dejando de lado la narrativa que lo hace crecer. Comenzamos nuestra meditación nuevamente tomando conciencia, con precisión, de lo que se está registrando en nuestro cuerpo, ahora. Este hábito puede ayudarnos a mantener una atención continua, dentro y fuera del cojín.
El recordatorio de Ajaan Suwat de que podemos invocar nuestras semillas de bondad cuando comenzamos a meditar es un recordatorio inspirador de que la conciencia de la respiración es una herramienta flexible. La respiración es el vínculo entre nuestro cuerpo y el resto del mundo.
Deja una respuesta