El silencio y la interioridad por Rosi Botí

Silencio
Índice
  1. El silencio
  2. La interioridad

Rosi Botí es una compañera en el camino espiritual, además de escribir tan bien como podéis leer en este artículo, es un artista tanto de la fotografía como de la música. Al final del artículo os dejo links a sus redes sociales para que podáis disfrutar de su arte. Sin más preámbulos, el Silencio:

El silencio

“Sólo el SILENCIO puede contener lo infinito”

Hablar de silencio es hablar de un deseo y una necesidad. Al menos en mi viene marcado de esta manera. En la vida siempre hay un momento que marca un antes y un después. Eso mismo me sucedió después de un pasar un mes en Manresa.

Adentrarse en el silencio no fue fácil. El exceso de ruido, de cansancio con el que me adentraba en esa experiencia fue muy grande. Era necesario frenar un poco para que ese exceso dejara de ser un obstáculo en el camino del corazón y hacia el corazón.

Entraba en una “escuela” del silencio donde estaba llamada a hacer lo mismo que hacía pero desde ese lugar interior, con un corazón despierto, atento. Aparentemente las cosas se desarrollaban igual, pero empezaba a situarme delante de ellas de diferente manera, empezaba a dejar ir y dejar venir, empezaba a decir adiós y a dar la bienvenida a lo que estaba comenzando a acontecer en mi vida aunque no podía alcanzar a comprenderlo en plenitud. Me movía el deseo de vivir desde mi centro donde podía sentir la calma, la paz, la unidad interior.

Esta experiencia de silencio tiene que ver con esa decisión interior de dejar que germine la semilla de nuestra existencia en el fondo de nuestro ser, tiene que ver con la decisión de que en cada instante dejara fluir en mí, el Ser que en cada uno busca desplegarse, sin obstáculos.

Fue desde el silencio, desde el vivir el vacío como oportunidad, como capacidad para ser colmada de su Ser desde donde podía dar respuesta a lo que empezaba a latir dentro. Así se fue convirtiendo en una necesidad, necesidad de permanecer en quietud, en vivir y vivirme en el aquí t ahora, de vivirme desde mi centro el que empezaba a encontrar el sentido profundo de mi vida. Y como una caja de resonancia, empezaba a vibrar y de la misma manera que los silencios son importantes en una melodía, el silencio en mi vida empezaba a formar parte de mi como irrenunciable para vivir desde el Ser.

Pero esta experiencia tenía un tiempo marcado. ¿Y qué sucedió cuando regresé al día a día? No volví de la misma manera, siendo la misma me percibía distinta, mi propio respirar era diferente, el silencio ahora era sonoro, habitaba en mi interior. Empezaba a vivir en y desde el silencio lo cotidiano, desde ese espacio interior en el que las palabras quedan en un segundo plano. Gusté el silencio e hice experiencia de él, pero en el día a día me exigía estar más atenta, poner el foco de atención en cada cosa, ser más consciente para que el silencio fluyera, me exigía encontrar el tiempo donde encontrarme con el Silencio en mayúsculas.

Sin embargo, al ver la necesidad descubrí y sigo descubriendo que es posible encontrar momentos e ir profundizando en ellos, reconocer que no es tiempo “perdido” sino que por el contrario es el que me permite la unificación por dentro, donde poder experimentar que en el interior hay transparencia y armonía.

Han pasado el tiempo, sí  pero cuando has saboreado el silencio no puedes más que anhelarlo y seguir deseándolo en tu vida. No es un camino terminado sino que, al ir adentrándote cada día un poco más te hace más contemplativa, te ayuda a vivir con más profundidad durante todo el día, en las pequeñas cosas del cotidiano vivir, me hace estar de una forma diferente en el mundo, a abrir los ojos desde dentro y descubrir la belleza que envuelve y rodea lo que está y a quienes están a nuestro lado, me permite vivir más unificada.

Sigo buscándolo, sigo adentrándome en el silencio porque en mi es un deseo y una necesidad, es un constate caminar en el que cada vez descubres algo nuevo, es un permanecer en la novedad y es que el silencio ha pasado a formar parte de mi Esencia.

La interioridad

“Me apasiona todo aquello que contenga Verdad, Belleza y Bondad, venga de donde venga y vaya hacia donde vaya, porque todo proviene de la misma Fuente” (X. Melloni)

El camino de la interioridad es un viaje al centro de nuestro ser, un proceso de integración personal en el que el esquema dual deja paso a la conciencia de unidad. Y es esta experiencia de unidad la que constituye la puerta que posibilita el encuentro con nuestra dimensión más esencial.

La búsqueda de la interioridad nos centra, nos unifica como personas y nos lanza a la búsqueda del Uno ayudándonos descubrir los caminos que nos llevan a él, que son múltiples y a la vez, en ese descubrimiento se coincide en certezas que son al fin y al cabo una bendición. Es por eso que hay una llamada a ensanchar miras, abrir espacios de mente y de corazón, siendo consciente al mismo tiempo de lo que nos exige de humildad, de cambios, de apertura a la novedad. Para que algo nuevo nazca es necesario hacer espacio, hacer hueco, crear ese espacio interior capaz de acoger, como un cuenco vacío.

A veces no es fácil salir de esa especie de “coto cerrado” de determinados grupos, o simplemente a nivel personal, aun sintiéndonos movidos a salir de ellos, llamados a descubrir que la existencia se puede vislumbrar y expresar de muchos modos. No lo es por lo que supone una actitud distinta, de apertura a lo nuevo, de ir más allá, de arriesgarnos a transitar desde el territorio conocido hacia una profundidad que se abre ante cada uno y que todavía está por alcanzar en otro plano de consciencia. No es fácil porque empezamos a nadar contracorriente frente a tus propias creencias comenzando a ver que la verdadera experiencia religiosa empuja a dar pasos sin miedo a “perdernos” en un horizonte que aún no conocemos y que lo libera de la auto referencia. Pero es precisamente esta certeza interior la que nos permite beber de unas fuentes más amplias y más profundas que únicamente la de la propia tradición.

Profundizar en este tema es una oportunidad para transparentar la mirada y seguir abriendo la mente y el corazón que nos pueda permitir que las cosas desvelen su última profundidad, el secreto de la interioridad que hace a todas las cosas sagradas, porque lo sagrado es el fondo del que surge esa Presencia habitada que está en todo y en todos. Ese espacio nuevo que tiene la interioridad y que va más allá de las propias creencias. Adentrarse supone una actitud existencial que implica a toda la persona y que conlleva obligarse a si mismo a estar dispuesto a cambiar de punto de vista, de comportamiento e incluso de convicción, lo que significa también una lucha consigo mismo.

“El Todo es hallado en las cosas

                y las cosas ya no son percibidas separadas

                                               del fondo

                                               que las funda.

                                                               El fondo y las cosas resultan mismidad” (X. Melloni)

Cultivar la interioridad implica un necesario retirarse, ese poder estar en paz y armonía en el día a día y esto lo conseguimos poniendo conciencia en cada acto que hacemos. Al tomar conciencia, se abre un espacio entre nosotros y la situación y este espacio se llena de auto presencia y de Presencia. También implica un “saber escuchar”, algo que nos cuesta porque vivimos hacia fuera, extrovertidos. Pensamos que todo vendrá de fuera y corremos y corremos tras ello sin darnos tiempo de recibir lo que estamos buscando y que ya está ahí pero no lo percibimos. No podemos olvidar que con ese saber escuchar está el valor del silencio que no es la ausencia de ruido sino de ego. El ruido del ego es el murmullo continuo de lo que hay que conseguir o defender. El silencio, en cambio, es el acallamiento de ese murmullo, un estado de apertura y de agradecimiento ante una Presencia que está permanentemente en todo y a la que se llega por medio de la auto presencia.

Vivir desde dentro es hoy una necesidad, debemos aprender a escucharnos, a no cegarnos ni luchar por apagar la luz que nos molesta o nos contradice sino que urge ese aprender a iluminarnos conjuntamente, a tener la valentía de iniciar el recorrido hacia la profundidad que nos llama, caminar descentradamente para alcanzar el Centro desde cualquiera de los caminos que hoy se abren ante nosotros, exponernos a la intemperie y celebrar la diferencia.

 

Canal de Youtube de Rosi Botí

Página de fotografía en Facebook de Rosi Botí

Tanto las fotos, como vídeos y música de Rosi Botí están sujetas a derechos de autor. No se puede utilizar para medios comerciales sin su consentimiento expreso.

Mira también:Mindful Running

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