¿Era Jesús de Nazaret un estoico?

Había una conexión intrigante entre dos corrientes de pensamiento milenarias: el cristianismo y el estoicismo. ¿Acaso Jesús de Nazaret, el hombre que dejó una huella eterna en la historia, era un estoico? Acompáñanos mientras descubrimos 10 sorprendentes similitudes entre estas poderosas filosofías, expresadas en las palabras de grandes estoicos como Epicteto, Séneca y Marco Aurelio.
Antes de iniciar, quiero dejar claro que Jesús enseñaba con parábolas para una reflexión mucho más profunda. De hecho, gran parte de lo que enseñó Jesús era en forma de parábolas, a menudo descritas como historias con principios espirituales.
Pero...
¿Por qué enseñaba Jesús en parábolas?
Cuando los discípulos de Jesús le preguntaron por qué hablaba en parábolas, él respondió:
"A vosotros se os ha permitido conocer los secretos del reino de los cielos, pero a ellos no. Al que tiene se le dará más, y tendrá en abundancia. Al que no tiene, hasta lo poco que se le quitará. Por eso les hablo a ellos en parábolas. Aunque miran, no ven; aunque oyen, no escuchan ni entienden".
Jesús utilizó parábolas para hacer su mensaje claro para todos, pero el significado se revelaba solo a aquellos que tenían capacidad de entender. Las audiencias se reunían para escuchar a Jesús hablar acerca de ovejas, aves, agricultores y otras metáforas conocidas, pero a menudo se iban sin entender el panorama más amplio de las historias de las que habló. Muchas veces a sus discípulos les contaba más tarde el significado pleno de las historias.
Aunque miran no ven. Aunque oyen no escuchan ni entienden.
10 principios estóicos en las enseñanzas de Jesús de Nazaret
Los estoicos creen en vivir de acuerdo con la naturaleza y la razón (para los cristianos es DIOS), y en cultivar la virtud y la resiliencia ante las pruebas y tribulaciones de la vida (aceptar la voluntad de DIOS). Los estoicos creen que el universo está gobernado por una fuerza divina (DIOS), y que la felicidad y la paz interior se alcanzan a través de la aceptación de las cosas que no pueden ser cambiadas y la búsqueda de la sabiduría y la auto-reflexión. Vamos a adentrarnos con frases de los evangelios y a compararlas con sentencias estoicas.
El propósito de la vida
Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento.
es el mandamiento supremo tanto en el cristianismo como en el estoicismo. Comparten la opinión de que el propósito de la vida es vivir en armonía con un orden trascendente y superior. Nuestro deber es vivir de acuerdo con la naturaleza divina que rige el universo, como predicaba Marco Aurelio.
Amor al prójimo
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Tanto Jesús como los estoicos abogan por el amor incondicional a los demás y la empatía hacia todos. Por decirlo con las palabras de Epicteto, una persona virtuosa no sólo vela por su propio bienestar, sino que se preocupa de verdad por el bienestar de todas las personas.
La resiliencia ante la adversidad
Cuando Satanás tentó a Jesús sugiriéndole que convirtiera una piedra en pan para demostrar su identidad divina, Jesús le recordó que no se trata sólo de sobrevivir físicamente, sino también de acatar la palabra de Dios.
Del mismo modo, tanto Jesús como los estoicos hicieron hincapié en la importancia de la resistencia ante las pruebas y tribulaciones de la vida. En este sentido, las palabras de Séneca son ciertas; la dificultad actúa como un poderoso maestro, ofreciendo lecciones inestimables de fortaleza y valentía necesarias para afrontar los retos sin rodeos.
La virtud y la rectitud
Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen lo mismo incluso los recaudadores de impuestos? Y si sólo saludáis a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? Sed, pues, perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Al igual que Jesús, los estoicos también conceden gran importancia a la virtud y a la rectitud en la vida cotidiana. Epicteto afirmó que la sabiduría consiste en buscar la excelencia moral y vivir de acuerdo con la naturaleza divina que nos guía.
El desapego material
"No acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido corrompen y donde los ladrones entran y roban. En cambio, acumulad tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corrompen y donde los ladrones no entran ni roban; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón."
Compartido tanto en Jesús como en los estoicos, se mantiene la noción del desapego de las posesiones materiales y la búsqueda de la riqueza espiritual. Según Séneca, la verdadera riqueza procede del cultivo del alma y de las virtudes.
El perdón y la misericordia
Enderezándose Jesús, le dijo: Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Ninguno te ha condenado?
Y ella respondió: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Yo tampoco te condeno. Vete; desde ahora no peques más.
Tanto Jesús como los estoicos reconocen el poder curativo del perdón y la misericordia hacia quienes nos han hecho daño. Como dijo una vez el emperador Marco Aurelio, perdonar a los demás es liberar nuestro corazón de la carga del resentimiento.
El dominio de las emociones
Maestro, ¿no te importa que perezcamos?
Entonces les dijo: ¿Por qué estáis amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
Tanto Jesús como los estoicos comparten la creencia en el dominio de las emociones para alcanzar la paz interior. Conquistar nuestras pasiones nos hace más fuertes y más sabios, como afirma Epicteto.
La importancia del logos y la palabra
"Pues qué si vierais al Hijo del Hombre ascender adonde antes estaba? El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creéis."
Tanto Jesús como los estoicos valoran el poder del logos, la razón y la palabra para transmitir sabiduría y enseñanzas. Las palabras sabias iluminan tanto la mente como el alma, como expuso Marco Aurelio.
La muerte y la trascendencia
Yo soy la resurrección y la vida el que cree en mí aunque muera vivirá y todo el que vive y cree en mí no morirá
Tanto Jesús como los estoicos abordan la muerte como un paso hacia una trascendencia espiritual, la muerte no es el final sino un paso hacia la eternidad dijo Séneca
La sabiduría y la auto reflexión
Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.
Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque yo sé de dónde he venido y adónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy
Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie.
Pero si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el Padre que me envió.
Aun en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.
Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí.
Entonces le decían: ¿Dónde está tu Padre? Jesús respondió: No me conocéis a mí ni a mi Padre. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre.
Y si permanecéis en mi palabra seréis verdaderamente mis discípulos Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres
Tanto Jesús como los estoicos valoran la búsqueda de la sabiduría y el autoconocimiento. Cuando Marco Aurelio decía el camino hacia la sabiduría es un viaje interior de autoexamen y auto reflexión.
Reflexión final
En esta apasionante travesía hemos descubierto que tanto el cristianismo como el estoicismo comparten principios fundamentales que han moldeado la forma en que vivimos y entendemos la existencia humana, a través de las enseñanzas de grandes filósofos como Epicteto, Séneca y Marco Aurelio.
Encontramos similitudes sorprendentes con el mensaje de amor, resiliencia y sabiduría que Jesús transmitió hace más de 2000 años. Quizás la respuesta a si Jesús era un estoico o no sea un enigma sin resolver, sin embargo, lo que sí podemos afirmar es que ambos caminos ofrecen lecciones valiosas para vivir una vida virtuosa y significativa.
Podríamos aplicar ambas filosofías en nuestras vidas. Recordemos que la filosofía estoica y las enseñanzas de Jesús nos invitan a cultivar la virtud, el amor y la sabiduría en nuestras vidas, para alcanzar una paz interior duradera.
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