El estóico Mara Bar Serapión y Jesús de Nazaret
Dentro de los textos que se suelen utilizar para demostrar la existencia histórica de Jesús de Nazaret, no se suele incluir uno por la falta de datos históricos, y es la carta del filósofo estóico Mara Bar Serapión a su hijo.
Los textos NO RELIGIOSOS aceptados son:
Aceptar lo que suceda sin resistirse- Tácito, Anales 15,44,3 (hacia el 115 d.C.)
- Flavio Josefo, Antigüedades de los judíos 20,20,
- Suetonio, En su Vida de los Doce Césares (Claudio XXV)
- Plinio el joven, en el décimo libro de sus cartas (X, 96, 97)
La carta de Mara Bar Serapión
La particularidad de esta carta, la cual se encuentra en los archivos de la enciclopedia británica, es que el autor, de origen sirio, la escribió desde la cárcel hacia su hijo pidiéndole la búsqueda de la sabiduría. Para ello pone tres ejemplos a seguir. Sócrates, Pitágoras y el Rey Sabio de los Judíos condenado por su pueblo. Para mi no hay duda de quien es este tercer sabio, teniendo en cuenta el contexto y la datación de la carta (finales del siglo I, aunque hay discordancias).
Extracto de la carta de Mara Bar Serapión
¿Qué ventaja obtuvieron los atenienses cuando mataron a Sócrates? Carestía y destrucción les cayeron encima como un juicio por su crimen. ¿Qué ventaja obtuvieron los hombres de Samo cuando quemaron vivo a Pitágoras? En un instante su tierra fue cubierta por la arena. ¿Qué ventaja obtuvieron los judíos cuando condenaron a muerte a su rey sabio? Después de aquel hecho su reino fue abolido. Justamente Dios vengó aquellos tres hombres sabios: los atenienses murieron de hambre; los habitantes de Samo fueron arrollados por el mar; los judíos, destruidos y expulsados de su país, viven en la dispersión total. Pero Sócrates no murió definitivamente: continuó viviendo en la enseñanza de Platón. Pitágoras no murió: continuó viviendo en la estatua de Hera. Ni tampoco el rey sabio murió verdaderamente: continuó viviendo en la enseñanza que había dado.
Hay que recalcar los tres hechos históricos que expone el estoico al señalar, especialmente, la destrucción del templo de Israel a mano de los romanos y la diáspora consecuente. Me parece una reflexión maravillosa y muy poco conocida. La palabra de dichos hombres sabios perdura hasta nuestros días. La verdad hace libre a las personas y no existen barreras ni ataduras para contenerla.
Si quieres consultar la carta entera (en inglés) puedes hacerlo desde este enlace. Carta.
Fuente: Penna, Romano: Ambiente histórico-cultural de los orígenes del cristianismo: textos y comentarios, pág. 319, Bilbao, 1994
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